martes, 1 de noviembre de 2011

Mientras a las mineras se les regala el agua, los wichis mueren por su falta


Desde el viernes 21 de octubre, 2 días antes de las elecciones generales, las comunidades wichi de la localidad de Techat mantienen un acampe al costado de la ruta 9, más precisamente en la curva del Remanso Negro. No piden hoy planes sociales, ni subsidios de ninguna especie. Los Wichis de Techat, localidad que se encuentra a unos 15 km de Miraflores en la provincia del Chaco, reclaman que llegue la red de agua, para no seguir muriendo de sed y enfermedades.


Son 98 familias, alrededor de 400 personas pertenecientes a 3 comunidades de la zona. Techat es el nombre que los wichis le dieron al plantío de vinal, un árbol de gruesas espinas que abunda en la zona.

En una entrevista telefónica Amalia Agüero, integrante de una de las comunidades wichi de la zona, relató a la agencia Walsh, que deben caminar 15 km de ida y 15 vuelta, con bidones en mano, hasta la escuela del lugar para proveerse de agua en una cisterna que es llenada por la empresa Sameep que tiene la concesión de la distribución. "No alcanza, somos muchos" afirma Amalia.

En el barrio poseen un pequeño tanque que se vacía rápidamente. "Tomamos agua sucia de charco" nos cuenta Amalia con amargura "Nosotros la colamos, pero ahí se bañan los chanchos y los animales del monte".

El valor del agua que distribuye Sameep es de $ 60 los mil litros, pero según ordenanza municipal debe ser suministrada en forma gratuita a las comunidades originarias. Eso muchas veces no sucede. "Benítez, se ríe de nosotros" denuncia Amalia Agüero. Benitez es el encargado de Sameep.

Sin embargo el agua que provee a la localidad de Miraflores proviene del Remanso Negro que se encuentra en territorio originario. Los caños pasan a sólo 3 km. de donde se encuentran los wichis.

El problema no es nuevo. Al gobierno debe resultarle muy oneroso invertir en 3 km de caños para que los hermanos y hermanas wichi no mueran. Sin embargo no duda en gastar miles de pesos en campañas para que mantengamos las canillas cerradas y en regalarle millones de litros a las empresas mineras. El problema no es nuevo. Lo nuevo es que los wichi se han cansado de promesas. A la vera de la ruta. En sus carpas. Durmiendo en el piso de tierra. Los wichi no se rinden.




Fuente: Agencia Rodolfo Walsh

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