miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Los asesinatos de indígenas no tienen costo político?


El qom Roberto López fue asesinado el 23 de noviembre del corriente cuando la policía de
Formosa reprimió un corte de ruta donde se reclamaba por tierras ancestrales.

Tras este hecho sucedido ningún funcionario del Gobierno cuestionó la represión al pueblo originario ya que el gobernador de esta provincia, Gildo Insfrán, es aliado incondicional de este gobierno nacional.

El jueves 25 al mediodía ,dos dias después del asesinato,la presidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió una videoconferencia con Insfrán. Abundaron las sonrisas y felicitaciones por la inauguración de una obra eléctrica. Ninguna mención hubo sobre el asesinato.


Gildo Insfrán fue vicegobernador de Formosa entre 1987 y 1995. Ese último año asumió la gobernación, cargo que mantiene hasta la actualidad. Veintitrés años en el poder provincial.

Dentro de los espacios indígenas de Argentina, Formosa es vista como uno de los paradigmas de la represión y hostigamiento permanente. Desde hace décadas las comunidades y organizaciones sociales denuncian el régimen, que muy poca difusión tiene en los medios de tirada nacional.

Salta, Misiones, Santiago del Estero y Chaco no tienen mucho que envidiar a Formosa en cuanto al tratamiento represivo de campesinos e indígenas. Todas provincias alineadas con el gobierno nacional. Al igual que San Juan y La Rioja, donde la represión recae sobre asambleas socioambientales que rechazan la minería. La oposición también hace lo suyo: Neuquén, Río Negro y Chubut siguen el ejemplo represivo de Formosa y tampoco merecen la crítica de la Presidenta.

El asesinato de Roberto López, originario del Pueblo Qom, debiera ser (al menos para quiénes dicen estar del lado del pueblo) el momento justo para denunciar la violación de derechos humanos y, sobre todo, la complicidad política que ocasiona esos asesinatos.

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