Después de la violenta represión a los tobas y las muertes confirmadas de dos aborígenes y un policía, salieron a reclamarle a Cristina Kirchner la cabeza del gobernador formoseño Gildo Insfrán.
Justo el mismo día en que la Presidenta compartió con el mandatario cuestionado un acto público para inaugurar obras energéticas.
Acusaron a Insfrán de ser el “autor ideológico indiscutible” de la “masacre aborígen”, pidieron la intervención federal a Formosa y apelaron a la “sensibilidad” de la Presidenta para que el episodio signifique el “final político” del gobernador. Y la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, exigió el “juicio y castigo” por “estos cobardes crímenes”.
En medio de la revulsión política por la represión y las muertes –hay dos aborígenes más internados, uno de suma gravedad–, el gobernador formoseño compartió ayer por videoconferencia el acto que encabezó Cristina en Casa Rosada para inaugurar la línea de alta tensión NOA-NEA. Cuando le tocó hablar, Insfrán dijo que “se lo dedicamos a quien soñara la Argentina, en homenaje a Néstor (Kirchner) que está entre nosotros, en el corazón”.
Ayer viajó a Formosa el defensor adjunto del Pueblo de la Nación, Juan Mínguez. Estuvo con los tobas y se interiorizó sobre el caso, pero no logró que Insfrán ni ninguno de sus ministros lo recibieran. En Capital, organizaciones sociales, sindicales y políticas, entre ellas la CTA, ATE y el Partido Obrero, marcharon a la Casa de Formosa para repudiar la represión. También expresaron su rechazo Amnistía Internacional, el Consejo de Participación Indígena y el bloque de diputados nacionales de la UCR.
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